Los miembros de la Organización Mundial de la Salud han alcanzado un acuerdo histórico sobre cómo aprender del COVID-19, que mató a millones de personas en 2020-22, y preparar al mundo para futuras pandemias.
Uno de los puntos conflictivos en el camino hacia el acuerdo fue cómo distribuir equitativamente los medicamentos y las vacunas entre los países ricos y los más pobres.
El pacto jurídicamente vinculante se considera una victoria para la agencia mundial de la salud en un momento en que organizaciones multilaterales como la OMS están sufriendo importantes recortes en su financiación exterior por parte de Estados Unidos.
"Después de más de tres años de intensas negociaciones, los Estados miembros de la OMS han dado un importante paso adelante en sus esfuerzos por conseguir un mundo más seguro frente a las pandemias", señaló el organismo sanitario en un comunicado.
Los negociadores estadounidenses abandonaron las conversaciones después de que el presidente Donald Trump iniciara el proceso de 12 meses para retirar a Estados Unidos -con mucho, el mayor patrocinador financiero de la OMS- de la agencia al asumir el cargo en enero. Ante esto, Estados Unidos no estaría obligado por el pacto.
"Este es un momento histórico y una demostración de que, con o sin Estados Unidos, los países están comprometidos a trabajar juntos y aprovechar el poder del multilateralismo", subrayó Nina Schwalbe, fundadora del grupo de reflexión sobre salud mundial Spark Street Advisors.
Es sólo la segunda vez en los 75 años de historia de la OMS que los países miembros alcanzan un acuerdo vinculante: la última vez fue sobre el control del tabaco, en 2003.
El acuerdo, que aún debe ser adoptado por la Asamblea Mundial de la Salud en mayo y ratificado por los miembros, aborda las desigualdades estructurales en el desarrollo de fármacos o vacunas y herramientas médicas.
Su noveno artículo exige a los gobiernos que establezcan políticas nacionales que fijen las condiciones de acceso en los acuerdos de investigación y desarrollo y que garanticen que los fármacos, medicamentos y vacunas relacionados con la pandemia estén disponibles a nivel mundial, algo inédito en un acuerdo sanitario internacional.
"El acuerdo proporciona esencialmente a los miembros de la OMS más herramientas en lo que se refiere a su preparación, respuesta y prevención de futuras pandemias", explicó Ricardo Matute, asesor político del Equipo de Gestión de Pandemias del Centro de Salud Mundial del Instituto Universitario de Ginebra.
Las medidas incluyen garantizar que la OMS tenga visibilidad de las cadenas mundiales de suministro de material médico, como mascarillas y vacunas. También permitirá una mayor producción local de vacunas y otros tratamientos durante una pandemia.
El acuerdo exige que los fabricantes participantes reserven 20 % de su producción en tiempo real de vacunas, productos terapéuticos y diagnósticos para la OMS durante una pandemia. Al menos el 10% son donaciones y el resto se reserva a precios asequibles.
El acuerdo se presentará a la Asamblea de la OMS en mayo, fecha en la que podrá adoptarse el texto del acuerdo. Sin embargo, esto no está garantizado, ya que aún debe acordarse un anexo al acuerdo sobre el acceso a los agentes patógenos y el reparto de beneficios, que requerirá nuevas negociaciones, según fuentes sanitarias.
Una vez aprobado por la Asamblea, los Estados miembros que se han sumado a las negociaciones deben ratificar el acuerdo.
Los expertos en sanidad esperan que el acuerdo estimule una mayor inversión pública en la preparación frente a pandemias en un clima de disminución de la financiación de la sanidad mundial.
CMG/gnews.cz-jav