CIUDAD DEL VATICANO - En la ciudad de Kryvyi Rih, situada en la región asediada de Dnipropetrovsk (Ucrania), las Hermanas Franciscanas Misioneras de María (FMM) llevan paz y alegría a la comunidad local. Entre los incesantes sonidos de las sirenas antiaéreas y las dificultades cotidianas de la guerra, sirven incansablemente comida a los pobres, apoyan a los niños de la localidad y les brindan momentos de consuelo a través de la música.
En medio de una guerra continua, las Hermanas Franciscanas Misioneras de María de Ucrania Oriental encarnan su carisma franciscano llevando la paz a un entorno marcado por la agitación y la injusticia. A pesar de la incertidumbre de la vida cotidiana, la amenaza constante de peligro y la fatiga provocada por las sirenas de los ataques aéreos, se mantienen firmes en su misión. "Hoy en día hay muchas necesidades a distintos niveles, desde las necesidades humanas básicas hasta el apoyo espiritual, emocional y psicológico. Las amenazas y el constante peligro de muerte que supone la guerra provocan muchas carencias entre los niños, los jóvenes, el personal militar y sus familias, entre los ancianos... Y esta lista sigue creciendo a medida que la guerra continúa", afirma la hermana Yana Chop, una de las Misioneras Franciscanas de Nuestra Señora en Kryvyi Rih. "Ahora es el momento de confiar en Dios y llevar la paz a lugares y personas concretas".
Las hermanas de la FMM colaboran con la parroquia de la Asunción de la Virgen María, dirigida por las misioneras de La Salette. Esta asociación gestiona una cocina para los necesitados dos veces por semana, proporcionando comida caliente a 150 personas. "La sopa caliente es a veces la única comida del día para algunas personas que viven en la calle", explica la hermana Yana.

Sor Renata y Sor Yana sirviendo el almuerzo a los pobres (©Sr. Yana Chop)
Además de ayuda material, las hermanas proporcionan apoyo espiritual y psicológico a las personas afectadas por traumas de guerra. Organizan oraciones, reuniones sociales y charlas individuales, ayudando a la gente a encontrar esperanza y una sensación de seguridad en tiempos difíciles. En su parroquia trabajan en la sacristía, en la liturgia y en la catequesis para niños, jóvenes y adultos. "Dos veces por semana, los niños de la parroquia que proceden de familias desestructuradas y de familias de refugiados acuden a nosotros para realizar actividades de grupo. Hay tiempo para comer juntos, actividades de apoyo y catequesis en las que podemos aprender juntos sobre Dios", prosigue la hermana Yana.
Música en medio de la guerra
La música desempeña un papel especial a la hora de aportar esperanza, paz y apoyo espiritual a las personas. Las hermanas creen que la música ayuda a superar la soledad, a construir comunidad y a encontrar la paz interior en tiempos de crisis. En circunstancias difíciles de guerra y pobreza, tocar instrumentos musicales y cantar se convierte en una forma de oración y esperanza, así como en un recordatorio de que aún hay bondad y belleza en la vida cotidiana", explican las hermanas. Las iniciativas musicales de la parroquia de Kryvyi Rih van más allá de la comunidad local: su mensaje se difunde aún más al compartir las grabaciones en Internet. Sor Yana subraya: "Los conciertos y los cantos comunitarios se graban y se cuelgan en las redes sociales ucranianas de nuestra congregación para llegar a quienes no pueden asistir físicamente, especialmente ancianos, enfermos y refugiados dispersos por Ucrania y el extranjero."
Las hermanas de la FMM creen que la música puede convertirse en un puente que conecte a la gente en oración y esperanza, estén donde estén. "En tiempos difíciles, especialmente en tiempos de guerra, estas transmisiones en línea proporcionan apoyo espiritual, fomentan el sentido de pertenencia y permiten a la gente mantenerse en contacto con la Iglesia y el Evangelio", afirma la hermana Yana. "Es una herramienta sencilla pero muy eficaz para la evangelización y la solidaridad. Es una gran alegría para nosotras, las hermanas, hacer música juntas en la comunidad porque nos gusta mucho."

Hermanas durante el ensayo musical previo a la fiesta parroquial (©Sorella FMM)
Sin duda, hay muchas oportunidades en la vida cotidiana para llevar la paz a otras personas. Las Hermanas de la FMM subrayan que es posible empezar con el gesto más sencillo, como una sonrisa, que puede alegrar el día a alguien e inspirar nuevas esperanzas en medio de las penurias de la guerra. "La confianza cotidiana en Jesús, que es la verdadera Paz, es muy preciosa e importante", concluyen las hermanas. "¡Sólo Él, el Señor Resucitado, puede enseñarnos a vivir, a servir en este lugar y a convertirnos en sus testigos! Él es el Dios que no abandona a su pueblo, sino que está con él en todo momento".
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