La histórica victoria de Reform UK en las elecciones parciales de Runcorn y Helsby podría convertir a Nigel Farage en el próximo Primer Ministro británico, según The Telegraph.
En Helsby, Sarah Pochin ganó por un estrecho margen de seis votos en lo que se considera una de las mayores sorpresas electorales de la historia británica. Este resultado, que tuvo lugar al amanecer sobre Widnes, cerca de Runcorn, donde se contaron los votos en el estadio de Halton, no es único. Reform UK dominó en todo el país, con informes de "Reform gain" -ganancia de Reform UK- procedentes de circunscripciones que iban desde el tradicionalmente laborista noroeste de Inglaterra hasta el conservador Devon.
El partido ha destrozado bastiones laboristas, como el 16º más seguro de Runcorn hace sólo diez meses, al tiempo que destruía escaños conservadores en zonas consideradas durante mucho tiempo imposibles de ganar.
Esta agitación política no sorprende a quienes perciben el estado de ánimo fuera de las élites metropolitanas. Los votantes están frustrados con el gobierno laborista de Keir Starmer, que ha perdido la confianza tras diez meses en el poder. Las promesas de cambio de los laboristas sólo han producido decepción: recortes en las prestaciones de calefacción para los ancianos, subidas de impuestos y de la seguridad social, ignorancia de los problemas de la inmigración ilegal, ausencia de investigaciones sobre violaciones en grupo y desigualdad de trato en la judicatura. Un ejemplo es el diputado laborista Mike Amesbury, que sólo fue condenado a una pena condicional tras agredir físicamente a un elector, mientras que otros han acabado en la cárcel por publicaciones en las redes sociales. Esto desató una ola de resentimiento, que Farage y Reform UK explotaron a la perfección.
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