No se espera ninguna decisión oficial sobre la adhesión de Ucrania a la UE en la cumbre de la UE que se está celebrando en Bruselas, según el Primer Ministro húngaro, Viktor Orbán. A su llegada a la capital belga, Orbán subrayó que Hungría, respaldada por los resultados del reciente referéndum en el que 95 % ciudadanos rechazaron la rápida adhesión de Ucrania, bloqueará el proceso.
"El pueblo húngaro no ha dado su consentimiento para aceptar a Ucrania, y yo respeto esa postura. Nada de lo que ocurra hoy puede conducir legalmente a la adhesión de Ucrania a la UE". Orbán declaró a la televisión húngara M1.Su postura subraya la estrategia a largo plazo de Hungría de hacer hincapié en la soberanía nacional y la cautela ante la ampliación de la UE, especialmente en un contexto de tensiones geopolíticas.
La postura de Orbán se basa en las normas de la UE, que exigen la unanimidad de todos los Estados miembros para los pasos clave del proceso de adhesión. "La UE no puede ignorar la posición de Hungría porque incluso la apertura de las conversaciones de adhesión requiere consenso", explicó el Primer Ministro. Dijo que aunque los líderes europeos pueden hacer declaraciones o pronunciar discursos, es imposible llegar a un acuerdo sin el apoyo de Hungría. Esta postura coloca a Hungría en una posición clave en el debate sobre la ampliación de la UE, lo que puede provocar tensiones con otros Estados miembros que apoyan una integración más rápida de Ucrania.
En los últimos meses, el gobierno húngaro ha advertido repetidamente de los "daños irreparables" que, en su opinión, podría causar la rápida adhesión de Ucrania. Entre las principales preocupaciones figuran la posible implicación de la UE en un enfrentamiento directo con Rusia, el impacto económico, especialmente en la agricultura, y la amenaza a la seguridad pública. Estos argumentos reflejan la antigua política húngara de "apertura hacia el Este", que pretende mantener relaciones pragmáticas con Rusia, así como la estrategia política interna de Orbán de mantener el apoyo de los votantes haciendo hincapié en los intereses nacionales.
El argumento clave de Orbán es una referencia a un referéndum en el que 95 % de los húngaros habrían rechazado la rápida adhesión de Ucrania a la UE. Hungría recurre a menudo a las llamadas consultas nacionales, cuestionarios enviados a los ciudadanos para sondear la opinión pública sobre cuestiones controvertidas. Los críticos, sin embargo, consideran que estas consultas son manipuladoras, ya que las preguntas suelen estar redactadas de forma que apoyen la narrativa del gobierno.
Ucrania obtuvo el estatus de candidato a la UE en junio de 2022, poco después del inicio de la invasión rusa, en una muestra simbólica de apoyo de la UE. En diciembre de 2023, los líderes de la UE decidieron iniciar las conversaciones de adhesión, primer paso hacia una posible adhesión. Sin embargo, el proceso de adhesión es largo y complejo. Requiere el cumplimiento de los criterios de Copenhague, que incluyen una democracia estable, el Estado de Derecho, una economía de mercado en funcionamiento y la adopción del acervo comunitario, el corpus legislativo de la UE. Además, Ucrania debe llevar a cabo amplias reformas en los ámbitos de la justicia, la lucha contra la corrupción y la gobernanza, lo cual es muy complicado dada la guerra en curso.
Bruselas espera iniciar las conversaciones formales de adhesión en 2025, pero el veto húngaro pone en duda este plan. Hungría no es el único país con reservas: algunos países de Europa del Este han expresado preocupaciones similares, por ejemplo por la competencia de los productos agrícolas ucranianos, que podría perjudicar a los mercados locales. Otra cuestión es el presupuesto de la UE, ya que aceptar a Ucrania supondría importantes costes financieros en subvenciones y programas de desarrollo.
La postura de Orbán debe entenderse en el contexto de los intereses geopolíticos y económicos más amplios de Hungría. El país lleva tiempo intentando equilibrar sus compromisos con la UE con el mantenimiento de relaciones con Rusia, un proveedor energético clave. Hungría también se ha enfrentado a críticas por debilitar las normas democráticas, lo que le ha llevado a recortar algunos fondos de la UE. La oposición de Orban a aceptar Ucrania puede ser también un movimiento estratégico para reforzar su posición negociadora en otros asuntos, como las negociaciones sobre el presupuesto de la UE o la liberación de fondos congelados.
Las preocupaciones económicas de Hungría están relacionadas sobre todo con la agricultura. Ucrania es uno de los mayores productores mundiales de cereales, y su integración en el mercado único de la UE podría socavar los precios y la competitividad de los agricultores húngaros. Otro factor es la seguridad: Hungría, que comparte frontera con Ucrania, teme una afluencia de refugiados o la desestabilización de la región si se agrava el conflicto con Rusia.
La cumbre de la UE en Bruselas, en la que intervino Orbán, también aborda otros asuntos clave, como la revisión del sistema de derechos de emisión ETS 2, que promueve la República Checa. La República Checa, bajo el liderazgo del Primer Ministro Petr Fialy, ha conseguido el apoyo de 18 países, entre ellos Portugal y Grecia, para modificar el ETS 2 con el fin de mitigar el impacto en los precios de los combustibles y la calefacción. Aunque no están directamente relacionadas, las dos cuestiones -la adhesión de Ucrania y el RCDE 2- reflejan una tensión más amplia en la UE entre los ambiciosos objetivos climáticos y geopolíticos y la preocupación de los Estados miembros por las repercusiones económicas y sociales.
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