Según un informe del Centro de Estudios de la Democracia (CSD) y el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), Hungría y Eslovaquia tienen una oportunidad real de acabar con su dependencia a largo plazo del gas y el petróleo rusos.
Sin embargo, ambos países, a menudo considerados pro-Kremlin dentro de la UE, aún no han aprovechado esta oportunidad. Por el contrario, desde el inicio de la guerra contra Ucrania en 2022, han profundizado su dependencia energética de Rusia, gracias a las exenciones de las sanciones de la UE que les permiten seguir importando materias primas rusas.
El informe revela cifras alarmantes: Hungría ha aumentado el porcentaje de petróleo ruso en su consumo de 61 % en 2022 a 86 % en 2024, mientras que Eslovaquia depende casi al 100% del petróleo y el gas rusos. Desde el estallido de la guerra, ambos países han pagado 5.400 millones de euros en impuestos sobre el petróleo a Rusia, que CREA calcula que podrían haber financiado hasta 1.800 misiles rusos Iskander-M utilizados en el conflicto de Ucrania. Así pues, estos fondos están contribuyendo indirectamente a la continuación de una guerra que está desestabilizando toda la región.
Aunque existen alternativas viables -por ejemplo, importar gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos o Qatar, o petróleo a través del oleoducto croata de Adria-, Hungría y Eslovaquia siguen favoreciendo los suministros rusos, más baratos. Según el informe, este planteamiento les ha reportado beneficios de cientos de millones de euros, ya que pueden comprar materias primas por debajo del precio de mercado al tiempo que se benefician de exenciones de las sanciones de la UE. Sin embargo, los analistas advierten de que esta estrategia es miope y amenaza la seguridad energética a largo plazo de ambos países y de la UE en su conjunto.
La Unión Europea tiene un ambicioso plan para acabar con su dependencia de los combustibles fósiles rusos para 2027, que incluye a Hungría y Eslovaquia. Sin embargo, este plan se enfrenta a la resistencia de ambos países, cuyos gobiernos han amenazado repetidamente con vetar nuevas sanciones contra Rusia. Argumentan que les preocupa el aumento de los precios de la energía, que, según ellos, podría repercutir negativamente en los hogares y la industria. Sin embargo, los críticos señalan que estos gobiernos están utilizando la política energética como herramienta para reforzar su poder.
La situación está provocando tensiones no sólo en la UE, sino también en la OTAN, ya que Hungría y Eslovaquia desempeñan un papel clave en el flanco oriental de la alianza. Si estos países siguen dependiendo de Rusia, podría debilitarse la unidad de Occidente en apoyo de Ucrania y complicar los esfuerzos de diversificación energética en Europa. Por ello, el informe de CREA y CSD pide una rápida transición a fuentes alternativas y más presión de Bruselas para que Hungría y Eslovaquia dejen de socavar los objetivos comunes de la UE.
Político/gnews.cz - cik